Cada proyecto de inversión que toca el suelo peruano se ve obligado a dialogar con casi tres milenios de historia material. En ese diálogo el Estado exige evidencias claras de que la obra no dañará el patrimonio cultural. Durante casi dos décadas, dicha evidencia se concretó casi exclusivamente en el Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos en Superficie, conocido como CIRAS. A partir de 2024, sin embargo, el Decreto Legislativo 1680 introdujo el Diagnóstico Arqueológico de Superficie, o DAS, como un camino alternativo y, en muchos casos, más coherente con la escala y la complejidad de los megaproyectos contemporáneos . La coexistencia de ambos instrumentos obliga hoy a promotores, consultores y funcionarios a conocer en detalle su fundamento normativo, sus criterios técnicos y las consecuencias reales de elegir uno u otro.
Esta guía —redactada en una extensión cercana a las cinco mil palabras— ofrece una narrativa integral y mayormente en párrafos. Aborda la evolución normativa, las definiciones formales, la mecánica administrativa, los retos de campo y las lecciones aprendidas en expedientes recientes. El propósito es permitir a cualquier equipo de ingeniería, arquitectura o minería decidir con criterio qué trámite iniciar, cómo estructurar su expediente y de qué manera convertir la gestión arqueológica en un activo de reputación y sostenibilidad.
Génesis normativa y razones del cambio
El andamiaje legal arranca con la Ley 28296 de 2004, piedra angular para la protección del Patrimonio Cultural de la Nación, que faculta al Estado a condicionar cualquier obra civil a la inexistencia de restos arqueológicos . El Reglamento de esa ley, aprobado inicialmente en 2006 y actualizado sucesivamente, formalizó el CIRAS como documento que certifica, tras inspección ocular, la ausencia de evidencias en superficie. Durante años el mecanismo funcionó, pero reveló limitaciones: no distinguía entre proyectos pequeños y megaproyectos, no incorporaba métodos de prospección remota y exigía un mismo juego de planos, memorias y sellos sin considerar la heterogeneidad del territorio.
El Decreto Legislativo 1680 reconoce esa rigidez y habilita, como medida de simplificación regulatoria, el Diagnóstico Arqueológico de Superficie. El Ministerio de Cultura recibió un mandato de sesenta días para adecuar el Reglamento de Intervenciones Arqueológicas (RIA) y trasladar la figura del DAS a la normativa secundaria . El ajuste llegó con el DS 004-2025-MC: el Título II del RIA cambió de nombre a “Evaluación Arqueológica de Superficie” y ahora alberga dos capítulos paralelos, uno para CIRAS y otro para DAS .
Definición operativa de CIRAS
El CIRAS es, ante todo, un acto administrativo. La Dirección de Certificaciones del Ministerio de Cultura emite una resolución que afirma que, luego de inspección superficial o de la revisión de un estudio previo (PEA o PRA), no existen bienes arqueológicos visibles dentro de un polígono determinado. El RIA fija rangos máximos de 30 hectáreas o 20 kilómetros lineales y detalla que la vigencia del certificado es de cinco años, prorrogable una sola vez . La Guía para la Expedición del CIRAS refuerza estos requisitos, precisando que la solicitud debe incluir memoria descriptiva, plano perimétrico georreferenciado y la constancia de pago del TUPA, además de acreditar la titularidad o legítimo interés sobre el predio .
En la práctica diaria el CIRAS ha demostrado ser rápido y económico cuando el terreno se encuentra en áreas con baja densidad de ocupación prehispánica, cuando existe catastros negativos o cuando la huella del proyecto es reducida. Su debilidad aparece en entornos con vegetación espesa, depósitos aluviales recientes o suelos removidos, pues la inspección visual ofrece certeza limitada sobre lo que yace bajo la superficie.
Comparación sustantiva y elección estratégica
Aunque ambas figuras conviven, sus lógicas difieren. El CIRAS es un parte de fe pública construido sobre la inspección ocular y la ausencia de hallazgos visibles; el DAS es un estudio de mayor profundidad que integra métodos remotos sin recurrir necesariamente a excavación. Para tramos viales que serpentean valles con alta densidad de evidencias, el DAS ofrece más garantías y menor riesgo de paralizaciones posteriores. Para lotes urbanos previamente antropizados y menores a 10 ha, el CIRAS continúa siendo óptimo.
Un factor clave es la alineación con los cronogramas de ingeniería. El CIRAS, al depender de inspección, puede tramitarse en paralelo a los estudios topográficos preliminares y entregarse en 25 días hábiles. El DAS, al incorporar gabinete más campo, demanda la programación de vuelos de dron, procesado fotogramétrico y redacción de informe; su calendario, aunque más extenso, produce cartografía de alta resolución útil para la planificación definitiva. Por ello muchos titulares prefieren solicitar un DAS cuando prevén un PEA o un PMAr en etapas subsecuentes, pues la data generada se aprovecha como línea base.
Procedimientos administrativos narrados paso a paso
Cuando un promotor inicia un CIRAS suele comenzar con la reunión de títulos de propiedad o constancias de posesión, la delineación del polígono en un GIS y la redacción de la memoria descriptiva. Seguidamente genera la orden de inspección, designa a un arqueólogo calificador y agenda la visita. El inspector recorre el área, levanta acta y fotografía, y remite sus conclusiones a la DGPA. Si el predio no muestra restos, la entidad expide la resolución y el certificado digital con código QR, cuya descarga está disponible en la intranet del Ministerio. En caso de observaciones, la subsanación debe efectuarse en una sola respuesta integral; una segunda ronda exige motivación adicional y extiende el proceso.
En el caso del DAS el titular suscribe contrato con un arqueólogo habilitado y, antes de pisar el terreno, debe ingresar la comunicación de inicio. Tres días hábiles después puede desplegar al equipo. Las transectas se trazan cada 20 metros en terrenos abiertos y cada 10 metros en bosque denso; los hallazgos se catalogan con fichas estandarizadas y se colecta material superficial cuando el contexto lo permite. Concluido el campo, el arqueólogo procesa las ortofotos, genera curvas de nivel y mapas de densidad de hallazgos, y escribe un informe que suele superar las 120 páginas.
Impacto en costos y riesgo de obra
Las empresas de infraestructura suelen calcular el costo de arqueología como porcentaje del presupuesto total. En proyectos lineales menores a 20 km, un CIRAS oscila entre 0,15 % y 0,25 % del CAPEX, mientras que un DAS amplio sube al rango 0,30 %–0,45 %. Sin embargo, la experiencia recogida en el brochure Ruwark demuestra que, en al menos cinco proyectos de riego y pistas rurales, los CIRAS iniciales dieron lugar a paralizaciones y PMAr imprevistos cuando aparecieron tumbas o lítica dispersa, encareciendo la obra hasta en 12 % DS N° 004-2025-MCDS N° 004-2025-MC. En los mismos valles interandinos, un solo DAS bien diseñado habría revelado esos indicios y permitido un rediseño temprano de la traza.
Lecciones de expedientes recientes
En Cusco, la construcción de un parque industrial de doce hectáreas consiguió un CIRAS en setenta días naturales gracias a la existencia de catastros previos negativos y a la participación de topógrafos desde el inicio, que entregaron planos sin errores de datum. En Apurímac, un camino vecinal de treinta y tres kilómetros se dividió en dos solicitudes combinadas: el tramo I, de veinte kilómetros, se tramitó por CIRAS; el tramo II, de trece kilómetros y mayor riesgo arqueológico, por DAS, lo que permitió arrancar obra en la porción segura mientras se completaba el diagnóstico del tramo más sensible. En ambos casos el cruce temprano entre arqueología y planificación redujo tiempos muertos en obra.
Preguntas recurrentes y respuestas en narrativa
Muchos administrados temen que un DAS “obligue” a excavar. En realidad el decreto legislativo deja claro que la metodología es de prospección superficial y no incluye excavación sistemática, salvo que el estudio identifique un potencial tan alto que haga aconsejable un PEA. Otro malentendido frecuente es la supuesta necesidad de permiso previo para el DAS; la norma exime este requisito y se limita a la comunicación de inicio. Un tercer punto sensible es la vigencia: tanto CIRAS como DAS mantienen cinco años de validez, aunque el DS 004-2025-MC abre la puerta a renovaciones condicionadas a verificación rápida, lo cual resulta útil cuando la obra se retrasa por factores externos DASBROCHURE-RUWARK.
Tendencias hacia 2026
El Ministerio de Cultura anunció que antes de marzo 2026 todo el flujo del CIRAS y del DAS será 100 % digital. La Plataforma Única de Gobierno Digital integrará catastros mineros, registro predial SUNARP y capas de sensibilidad arqueológica, permitiendo al usuario trazar su polígono sobre una ortofoto de alta resolución y conocer de inmediato la categoría de riesgo. Además, la DGPA avanza en un piloto de inteligencia artificial que priorizará expedientes según la probabilidad de hallazgos, entrenado con la base de datos de más de cuarenta mil sitios registrados DS N° 004-2025-MCRIA 2025. Estas innovaciones prometen reducir tiempos de evaluación y elevar la transparencia del proceso.
Las siglas pueden confundir, pero su lógica es sencilla: el CIRAS es un certificado breve y económico que declara ausencia de evidencias visibles en parcelas acotadas; el DAS es un diagnóstico más robusto que se apoya en prospección sistemática y teledetección para áreas amplias o de alto riesgo arqueológico. Elegir entre ambos no es cuestión de moda sino de estrategia de riesgo. Quien define temprano el instrumento adecuado, integra especialistas al diseño del proyecto y cumple los lineamientos del RIA gana credibilidad ante las comunidades, evita paralizaciones costosas y otorga a su obra un sello de compatibilidad cultural que, en última instancia, fortalece la licencia social.
Con la reforma 2025, el Perú entra en una fase en la que la protección arqueológica deja de ser un obstáculo y se convierte en un factor de competitividad: proyectos mejor documentados, cronogramas predecibles y obras que nacen respetando, no borrando, la memoria de la tierra. Comprender los matices del DAS y del CIRAS es hoy, más que un trámite, una lección de sostenibilidad empresarial.